Empezar algo nuevo en nuestras vidas es difícil mentalmente
y emocionalmente.
Es salir de nuestra zona de confort, nos asusta lo
desconocido pero a la vez tenemos la capacidad de tener curiosidad por lo que
nos depara ese camino.
La mayoría de las veces no sabemos ni qué camino tomar, solo
el tiempo nos ayuda a encontrarlo y a decidir.
Yo estoy en ese proceso, de repente me vi forzada a cambiar
absolutamente todo en mi vida, y es duro.
En mi caso algunas cosas no fueron elección propia y otras sí.
Hay veces que las personas no pueden elegir y de repente se
ven totalmente forzadas a empezar de nuevo y de cero su vida.
El miedo nos entra de repente y nos rompe las entrañas, es
doloroso y nuestra mente tiene que ser fuerte para no caer en depresión.
Pero ahora entiendo a los que si caen, porque yo estuve a
punto de hacerlo, la depresión entra despacio y te va invadiendo poco a poco,
va tomando posición dentro de ti y si lo dejas se hace fuerte… arrastra… y te
inunde.
Gracias a Dios, mi mente que siempre ve luz en la oscuridad,
me hizo ver que yo podía superar cualquier reto. Aunque esto me sucedía
intermitente mente es decir por días.
Nuestra arma más poderosa en los comienzos del cambio es la
mente, y luego nuestras emociones.
Esto no lo cuento con afán de que me compadezcan los que me
conocen y me leen, ni con afán de presumir para demostrar que yo pude.
Lo escribo por si hay alguien que me lee hoy, que se
encuentre en esta circunstancia empezando hoy o simplemente en el proceso.
Sepan que todos llevamos dentro a un guerrero de luz, capaz de superar
cualquier prueba que nos ponga la vida.
A veces hay que soltar algo para agarrar algo nuevo.
Si lo desean puedo seguir en otro escrito hablando de este
tema.
Feliz Día.
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